Inkoherentes...

lunes, 17 de octubre de 2005

sombras

Sombras
(17/10/05)




Estuve toda la noche junto a la ventana apretando los puños cada vez, al irse la lluvia saldría el arco iris. No pude evitar recordar que al verte pregunté por qué me querías y te soltaste a llorar al quedarme dormido a tu lado, ¿te has dado cuenta de lo que hay afuera? Observa el reflejo que nos hace sombra aquí acostados.
Te necesito – me dijiste – tu mirada no me hizo olvidar que sentía rabia conmigo mismo, al ver tus ojos brillar, frustrados por un puto y maldito día injusto.
Es tarde, no esperaba tu llamada a esta hora, me hablaste de cuando éramos, pues de algún modo aún somos; somos y estamos. El tiempo no tenía cronómetro, lo detuviste como al terciopelo. Pero fue diferente, no podía evitar mirar a mí alrededor y no ver que al tomar a mi mujer de la mano provocaba algo peor que un terremoto, somos como una sombra, casi invisibles, pero, ¿cómo dejar la idea de amigas inseparables? Y su madre siempre comprensible le dice que deje los estereotipos atrás, es una mujer más en el universo, que importa con quién deshaga la cama… ¿cómo actuar sin ofender una mirada conservadora cuando ella se duerme entre mis brazos?
Me miro al espejo, me siento ahogado, victima de mis propios pensamientos. ¿Por qué me quieres? te evité muchas veces, tú lo hacías mucho mas fácil, me llevabas a la simple contrariedad. ¡No te quiero! – Dije cansado de cargar aquél peso; lloré de rabia, de pánico – debes sacarme de tu vida, soy cobarde y considero que es injusto para ti. Tienes miedo de mi miedo, no te aferres a los estereotipos. Me pesa el horror de aquél día, en el vacío suena el eco de la única respuesta; pensar en el horror y el terror, el miedo y la angustia, en lo favoral y lo adverso, pero, eres mujer, ama a tu mujer, que importa el resto de la comunidad heterosexual que se abre al amanecer social, eres mujer, más que un show de calidad, cómplice y espectador, un jugador más del tablero.
Un recuerdo me llena de angustia, intento caminar pero caigo en un abismo, sin aire, sin miedo y sin dolor; la primavera cae sobre mí y en ese instante sólo recuerdo tratando de no abrir las heridas, la amargura y el horror. Llegas a mí, lentamente déjame vivir, tu calor se hace frío, un eco perdido en el tiempo. Yo me creía solo cuando tu estabas a mi lado, eras el torniquete que nunca vi deteniendo la hemorragia nasal, y en mis horas de extrema angustia preparabas el café contradiciendo mis designios de adormecidos ataques de pánico.
^^ Kais ^^

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