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miércoles, 16 de septiembre de 2009

Paisaje


Paisaje
(16/09/09)


Creí estar en lugares lejanos, sin tiempo ni salida. Estaba perdido, pensé en ver un paisaje sin nubes, no lograría alcanzarlo, al llegar sería bastante viejo.
Tuve tiempo suficiente, arriesgarse era lo complejo. No esperaba nada; cuando los colores se apagan, volver a empezar nuevamente.
ˆˆ Kais ˆˆ

martes, 1 de septiembre de 2009

Así habló Zaratustra - Del amigo - Los discursos de Zaratustra


Así habló Zaratustra.
Los discursos de Zaratustra.
Del amigo.
Friedrich Nietzsche.


Uno siempre a mi alrededor es demasiado» - así piensa el eremita. «Siempre uno por
uno - ¡da a la larga dos!»
Yo y mí están siempre dialogando con demasiada vehemencia: ¿cómo soportarlo si no
hubiese un amigo?
Para el eremita el amigo es siempre el tercero: el tercero es el corcho que impide que el
diálogo de los dos se hunda en la profundidad.
Ay, existen demasiadas profundidades para todos los eremitas. Por ello desean ardientemente
un amigo y su altura. Nuestra fe en otros delata lo que nosotros quisiéramos creer
de nosotros mismos. Nuestro anhelo de un amigo es nuestro delator.
Y a menudo no se quiere, con el amor, más que saltar por encima de la envidia. Y a
menudo atacamos y nos creamos un enemigo para ocultar que somos vulnerables.
«¡Sé al menos mi enemigo!» - así habla el verdadero respeto, que no se atreve a solicitar
amistad.
Si se quiere tener un amigo hay que querer también hacer la guerra por él: y para hacer
la guerra hay que poder ser enemigo.
En el propio amigo debemos honrar incluso al enemigo. ¿Puedes tú acercarte mucho a
tu amigo sin pasarte a su bando?
En nuestro amigo debemos tener nuestro mejor enemigo. Con tu corazón debes estarle
máximamente cercano cuando le opones resistencia.
¿No quieres llevar vestido alguno delante de tu amigo? ¿Debe ser un honor para tu
amigo el que te ofrezcas a él tal como eres? ¡Pero él te mandará al diablo por esto!
El que no se recata provoca indignación: ¡tanta razón tenéis para temer la desnudez!
¡Sí, si fueseis dioses, entonces os sería lícito avergonzaros de vuestros vestidos!90
Nunca te adornarás bastante bien para tu amigo: pues debes ser para él una flecha y un
anhelo hacia el superhombre.
¿Has visto ya dormir a tu amigo - para conocer cuál es su aspecto?91 ¿Pues qué es, por
lo demás, el rostro de tu amigo? Es tu propio rostro, en un espejo grosero e imperfecto.
¿Has visto ya dormir a tu amigo? ¿No te horrorizaste de que tu amigo tuviese tal aspecto?
Oh, amigo mío, el hombre es algo que tiene que ser superado.
Un el adivinar y en el permanecer callado debe ser maestro el amigo: tú no tienes que
querer ver todo. Tu sueño debe descubrirte lo que tu amigo hace en la vigilia.
Un adivinar sea tu compasión: para que sepas primero si tu amigo quiere compasión.
Tal vez él ame en ti los ojos firmes y la mirada de la eternidad.
Ocúltese bajo una dura cáscara la compasión por el amigo, debes dejarte un diente en
ésta. Así tendrá la delicadeza y la dulzura que le corresponden.
¿Eres tú aire puro, y soledad, y pan, y medicina para tu amigo? Más de uno no puede
librarse a sí mismo de sus propias cadenas y es, sin embargo, un redentor para el amigo.
¿Eres un esclavo? Entonces no puedes ser amigo. ¿Eres un tirano? Entonces no puedes
tener amigos92.
Durante demasiado tiempo se ha ocultado en la mujer un esclavo y un tirano. Por ello la
mujer no es todavía capaz de amistad: sólo conoce el amor.
En el amor de la mujer hay injusticia y ceguera frente a todo lo que ella no ama. Y hasta
en el amor sapiente de la mujer continúa habiendo agresión inesperada y rayo y noche
al lado de la luz.
La mujer no es todavía capaz de amistad: gatas continúan siendo siempre las mujeres, y
pájaros. O, en el mejor de los casos, vacas.
La mujer no es todavía capaz de amistad. Pero decidme, varones, ¿quién de vosotros es
capaz de amistad?
¡Cuánta pobreza, varones, y cuánta avaricia hay en vuestra alma! Lo que vosotros dais
al amigo, eso quiero darlo yo hasta a mi enemigo, y no por eso me habré vuelto más pobre.
Existe la camaradería: ¡ojalá exista la amistad!
Así habló Zaratustra.